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¡Abuelas de Plaza de Mayo encuentra al nieto 138, un nuevo paso hacia la justicia! | EL PAÍS Argentina

“¡Hemos hallado un nuevo nieto!”. Con esas conmovedoras palabras, la organización Abuelas de Plaza de Mayo anunció este viernes a través de las redes sociales la restitución de la identidad al nieto 138, quien había sido apropiado durante la última dictadura argentina. Un par de horas más tarde, la presidenta de Abuelas, Estela de Carlotto, comenzó a reconstruir la historia de este nuevo nieto, hijo de Marta Enriqueta Pourtalé y Juan Carlos Villamayor, nacido en cautiverio en diciembre de 1976. “Casi coincide con el fin de año y es un obsequio inmenso para nosotras, para las abuelas, que hemos tenido tantos años de lucha”, afirmó De Carlotto entre aplausos y abrazos en el auditorio repleto de la Casa de la Identidad, ubicada en el espacio de la ex Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA). Allí, donde hace casi medio siglo los militares sometían a tortura a los detenidos, hoy se erige un lugar de memoria que alberga un museo y donde diversas organizaciones de derechos humanos, como Abuelas, tienen su sede.

Villamayor era huérfano de padre y comenzó a trabajar a los once años en una zapatería. “Sus allegados lo recuerdan como una persona sensible, solidaria y con mucha iniciativa”, señaló Carlotto. Contó también que era fanático del club River Plate, le gustaba organizar bailes y la música de Pappo, Luis Alberto Spinetta y los Rolling Stones. Pourtalé había cursado el profesorado de Historia y estaba embarazada de ocho meses y medio cuando fue secuestrada junto a Villamayor el 10 de diciembre de 1976 por personas vestidas de civil.

Varios testigos aseguran haberlos visto en la ESMA, el mayor centro clandestino de la dictadura. Posiblemente nació allí el bebé que esperaban, al que querían poner Manuel si era un varón. Después fue entregado a una pareja de apropiadores que lo criaron como propio y que ahora deberán responder por este crimen de lesa humanidad ante la Justicia. “El delito más aberrante de la dictadura se hace evidente en cada restitución. Mantener viva a una mujer embarazada, someterla a las peores vejaciones hasta dar a luz a su bebé, en condiciones inhumanas, para luego robarle a su hijito y sustituir su identidad”, relató Carlotto. “Aunque tarde, con este encuentro, este crimen cesa”, concluyó.